La entrevista laboral no debe ser un impedimento para que las personas con habilidades distintas afronten un mundo productivo y poder tener independencia económica y social.
Eduardo Frontado Sánchez, Consultor empresarial de Diversidad e inclusión, desde su condición desea empoderar a la población con problemas físicos para que busquen oportunidades de trabajo en los campos en los que se desarrollan con mayor destreza.
Su historia laboral se remonta a su natal Venezuela. Su experiencia laboral se inició siendo pasante del departamento de mercadeo de una empresa multinacional, en la que trabajó tres años y donde entendió la importancia del cliente interno, para lo que presentó un proyecto en tal sentido, que fue aprobado por las directivas de esa empresa.
Afirma que las personas con “habilidades distintas” son mucho más comprometidas y empáticas con la empresa, no se dejan vencer fácilmente, poseen fortaleza, nada los inmoviliza para avanzar y nada los detiene.
Durante su vida laboral Eduardo Frontado ha tenido dos experiencias muy diferentes en citas para entrevistas de trabajo.
Un primer proceso de difícil interacción con un reclutador que hizo preguntas que nada tenían que ver con las capacidades laborales sino con los miedos de la empresa de contratar a alguien de sus condiciones.
Su segundo proceso fue mucho más amable, se centró en la experiencia y en su campo profesional. Es decir, fue un proceso de selección normal, como el que se hace a una persona que no tiene limitaciones físicas.
Preguntas inadecuadas
Hay temas que afectan una entrevista de trabajo con una persona que tenga “habilidades distintas”, y que hacen que la persona que está siendo examinada no encuentre las respuestas acertadas.
Preguntas como si sufre de ataques de pánico, o si lo acompleja la silla de ruedas o alguna prótesis que tenga, o si se siente capaz de asumir el reto de trabajar, son preguntas que están por fuera de lugar. No benefician ni al entrevistado ni al entrevistador y sí deja un tono de exclusión en el proceso.
Lo anterior indica que no hay una verdadera voluntad de inclusión, y sólo se mira a la persona, y no al profesional o al experto que hay en ella.
“Las personas con habilidades distintas- vamos a las empresas a demostrar nuestras capacidades como profesionales en los oficios en los que nos desempeñemos” señala Frontado. No se debe etiquetar a las personas por su condición, en las entrevistas de trabajo hay que preguntarles sobre temas específicos de los cargos a los que se postulan, el por qué escogen determinada empresa y por qué quieren trabajar allí” complementó Eduardo Frontado Sánchez.
Los reclutadores
“Hay algo que la pandemia dejó claro, nos dejó a todos en la misma situación, personales “normales” y personas con “alguna cualidad distinta”, todos trabajaron desde sus casas, con los mismos cuidados y restricciones, y eso lo deben entender los reclutadores” anotó Frontado.
Hay que cambiar la lente con la que vemos la vida y tener en cuenta la empatía de cada ser humano, tomar en cuenta el aporte de cada persona como un valor agregado dentro de la empresa.
Una cosa está clara las personas encargadas de selección del talento humano en las empresas deben perder el miedo y arriesgarse, de la forma más conveniente para tener en su nómina, no sólo operativa sino ejecutiva a personas con “habilidades distintas” que seguramente por su compromiso llevarán a una mayor competitividad y productividad a la empresa.
No es un favor ni el cumplimiento de una norma para obtener beneficios fiscales, es abrir la puerta al conocimiento y a la experiencia de personas que tienen mucho que aportar para el crecimiento de las empresas.
“Lo humano es lo que nos identifica, pero lo distinto es lo que nos une”, concluye Frontado Sánchez.